Loca Europa, divina y peligrosa

Loca Europa, divina y peligrosa es una novela que se desarrolla sobre las bases literarias de la religiosidad, la psicología, la historia y el turismo. Patricio Bruno Bruno es un profesor de historia que en una entrevista televisiva ataca los grupos satánicos que se publicitan mediante las páginas de facebook en el internet. Como el docente amenaza con denunciar legalmente a estas sectas diabólicas, una de ellas decide, como acto de venganza, hacerle maleficios al maestro en su tours que realizó durante ventiún días en el continente europeo. A partir de ese momento el desarrollo vivencial de Patricio Bruno oscila entre la protección divina, implorado por su grupo parroquial de oración, y las cónjuras diabólicas del grupo satánico que lo quiere perjudicar. No olvidando que ambas comunidades operan desde la ciudad de Lima en el Perú. El profesor quiere conocer en Europa los lugares históricos que ha enseñado durante un cuarto de siglo en colegios, academias e institutos superiores. De esa aspiración intelectual se valen los conspiradores diabólicos para decepcionarlo y frustarlo en sus visitas culturales, pero sin ocasionarle la muerte, ya que el propósito maquiavélico es el suicidio de Patricio Bruno, porque bien sabemos que para la fe cristiana el suicidio es un pecado mortal que posiblemente nos manda al infierno, lugar donde los satánicos ganan un alma más para su maligna intercepción. El drama odiseíco, psicológico y psiquiátrico, que vive Patricio Bruno en el viejo continente es engalanado por los atractivos turísticos que le concede la encantadora y fascinante Europa. Teniendo presente las decepciones y malestares descubiertos en el territorio continental. Es en el turismo cultural y social donde se inserta la conspiración diabólica y la infidelidad del profesor a su pareja. El dramatismo cobra realidades de romántica corrupción. Finalmente triunfa el bien sobre el mal: El fósil que los satánicos envían para que definitivamente ocasione el suicidio de Patricio Bruno le cambia su destino cuando una institución cultural italiana reconoce profesionalmente el hallazgo arqueológico. Los conspiradores no se dan por vencido y lo obligan a participar de un torneo medieval como último intento de maleficio, pero Patricio derrota al caballero enemigo de Dios.