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Toda familia tiene una sabiduría propia y única. Generación tras generación, en base a lo vivido, se va recopilando todo un banco de experiencias y vivencias de las que solo esa familia es conocedora. Y cada unidad familiar recoge dicho conocimiento de una manera característica: en la forma de entender y afrontar la vida, en la forma de educar a la siguiente generación, en la forma de entender las relaciones familiares... En este caso, dicha sabiduría se recoge en unos curiosos dichos o refranes. Me llamó la atención que, para cada situación del día a día, mi “suegri” (así la llamo con todo el cariño) tenía el refrán o el comentario oportuno que generaba una carcajada a todos los que nos encontrábamos con ella o si no, por lo menos, una cara de sorpresa al dejar sin habla a cualquiera que hubiese oído el comentario. Por eso, este libro pretende, por una parte, recoger todos estos refranes, reflejo de la cultura familiar, antes de que vayan desapareciendo con el paso de los años y, por otra, ser un reconocimiento a esa persona que ha criado y educado a la chica de la que me enamoré hace ahora ya unos cuantos años y quien actualmente es mi exnovia... es decir, mi mujer.